En la fría mañana del 28 de octubre de 2023, el tranquilo municipio de Tamazula, Durango, fue testigo de una escena de horror que sacudió los cimientos de la comunidad. 

Ocho cuerpos sin vida yacían esparcidos en dos ubicaciones distintas, un sombrío recordatorio de la violencia desenfrenada que aún acecha en las sombras.

Eran aproximadamente las 7:15 horas cuando varios vehículos llegaron a Tamazula desde el estado vecino de Sinaloa. Los hombres que descendieron de estos vehículos dejaron a seis personas del sexo masculino en las calles División del Norte y Real Félix. 

Los cuerpos mostraban señales de tortura y heridas de proyectil de arma de fuego. La macabra escena, desprovista de indicios balísticos, hablaba de un acto meticulosamente planeado.

Unas horas más tarde, alrededor de las 10:00 horas, se descubrieron otros dos cuerpos al pie de la carretera, a pocos minutos de la cabecera municipal. 

La similitud en el modus operandi dejaba claro que estos asesinatos estaban interconectados de alguna manera siniestra.

El horror no terminaba ahí. Abandonado cerca de los cuerpos, un vehículo tipo pick-up contenía un macabro secreto en su maletero: un gran charco de líquido hemático. 

Este vehículo, aparentemente utilizado para transportar los cuerpos sin vida hasta Tamazula, era un vínculo tangible entre las víctimas y sus perpetradores.

Entre los fallecidos, se identificaron a Germán y Alexis, ambos de 25 años, Jesús, un joven de 13 años que ya tenía una alerta AMBER en Sinaloa, y Alberto. Más tarde, se reconocieron a Alexis de La Ciénega, Sinaloa, Joel, Chande alias “El bebé”, Elizalde y Abel, también residentes de La Ciénega.

La investigación reveló un oscuro trasfondo: Germán y Jesús fueron secuestrados el 24 de octubre después de presentar una denuncia en la Fiscalía General del Estado de Sinaloa. 

Estos eventos aterradores tuvieron lugar en Culiacán, agregando un giro aún más sombrío a esta tragedia.

En medio de la conmoción, Sonia Yadira de la Garza, titular de la Fiscalía General del Estado de Durango, anunció que la investigación sería transferida a la Fiscalía de Sinaloa. 

Este oscuro episodio no solo dejó una comunidad en duelo, sino también preguntas inquietantes sobre los oscuros lazos que unen a los inocentes con la violencia sin sentido que acecha en las sombras de nuestras ciudades.