El 4 de noviembre de 2019, un grupo de sicarios de La Línea, el brazo armado del Cártel de Juárez, emboscó una caravana de camionetas donde viajaban miembros de las familias LeBarón, Langford y Miller, en un acto brutal que resultó en la muerte de seis niños y tres mujeres en Bavispe, Sonora.
Este hecho estremeció a México y al mundo, marcando uno de los episodios de violencia más atroces en la historia reciente del país.
Cinco años después de la tragedia, Adrián LeBarón, quien perdió a su hija y cuatro nietos en el ataque, continúa buscando justicia y exigiendo que el caso se clasifique como terrorismo.
“Este crimen fue un ataque directo contra civiles inocentes, que buscaba sembrar el terror. No se trató de un conflicto armado entre cárteles, sino de una masacre de personas indefensas,” declaró LeBarón.
A pesar de los esfuerzos de la Fiscalía General de la República (FGR) y de las múltiples detenciones de presuntos implicados, ninguno de los detenidos ha recibido una sentencia por homicidio. LeBarón señala que esta falta de sentencias es una muestra alarmante de las deficiencias del sistema judicial mexicano.
“No puede ser que después de cinco años no haya justicia. Es una herida abierta para nosotros, para nuestras familias y para toda la sociedad que no puede quedar en la impunidad”, afirmó.
El caso LeBarón se ha convertido en un símbolo de la crisis de violencia y la incapacidad del Estado para garantizar seguridad y justicia a sus ciudadanos. Para Adrián LeBarón, reconocer este ataque como terrorismo podría sentar un precedente importante, no solo en términos legales, sino también en el reconocimiento de la gravedad del problema que enfrenta el país. “Es necesario llamar a las cosas por su nombre. Esta no es solo una guerra de cárteles; es un asalto a la paz y a la seguridad de los mexicanos”, concluyó.
Este caso, además de ser un recordatorio de la pérdida y el dolor de las familias, subraya la necesidad urgente de reformas profundas en el sistema de justicia de México. El hecho de que crímenes tan atroces permanezcan sin resolverse evidencia el desafío de restaurar la justicia para las víctimas y sus seres queridos.