Durango, México, septiembre de 2025.– La muerte de Paloma Nicole, una adolescente de apenas 14 años, ha sacudido a la opinión pública en México y encendido nuevamente el debate sobre la regulación de las cirugías estéticas en menores de edad.
La joven falleció luego de someterse a una cirugía de aumento de busto en una clínica privada de Durango, un procedimiento que, según declaraciones de su padre, se realizó sin su consentimiento y bajo condiciones que ahora están siendo investigadas.
El caso ha generado indignación social, pues pone en evidencia posibles omisiones legales y éticas en el manejo de procedimientos médicos en pacientes menores de edad. Especialistas en derecho y salud coinciden en que la situación refleja un vacío normativo que permite a ciertas clínicas operar sin un control estricto, exponiendo a adolescentes a riesgos médicos irreparables.
La Comisión Estatal de Derechos Humanos y autoridades sanitarias locales ya abrieron una investigación para determinar si hubo negligencia médica y si la clínica cumplía con los permisos necesarios. A la par, colectivos feministas y de protección a la infancia han alzado la voz, exigiendo mayores controles y sanciones para quienes practiquen cirugías estéticas en menores sin protocolos claros y sin la autorización de ambos padres o tutores.
El caso de Paloma Nicole no es aislado. De acuerdo con especialistas, la presión social y los estereotipos de belleza impulsan cada vez a más adolescentes a someterse a este tipo de procedimientos, muchas veces sin plena conciencia de los riesgos que implican.