En la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) se vive un contraste evidente entre quienes apuestan por la confrontación y quienes trabajan por el fortalecimiento de la institución.
Mientras un reducido grupo de jubilados de corte radical ha optado por la desinformación y la diatriba, recurriendo incluso a agresiones verbales, bloqueos, faltas de respeto al propio recinto oficial del Congreso del Estado
También han sido asaltados los accesos universitarios y acciones que vulneran el carácter autónomo y de respeto que debe prevalecer en cualquier recinto académico, la administración actual sigue enfocada en la construcción de soluciones.
En contraposición a este clima de provocación, el rector Jesús Madueña Molina ha mantenido una línea de trabajo basada en la gestión, la responsabilidad institucional y la búsqueda permanente del bienestar universitario.
Sus constantes visitas a la Ciudad de México, así como las reuniones con diversas instancias federales, responden a la necesidad de asegurar recursos, cumplir recomendaciones y fortalecer los proyectos estratégicos de la UAS, todo ello con una visión clara de desarrollo académico y administrativo.
El rector ha impulsado una reingeniería académica que atiende las exigencias del presente y futuro de la educación superior, al tiempo que vela por la estabilidad, la calidad educativa y la proyección nacional de la Universidad.
Este enfoque coincide con los lineamientos y recomendaciones del gobierno federal, reforzando el compromiso de mantener a la UAS como una institución sana con las mejores prácticas del país.
No cabe duda que hay un rector trabajando por la UAS, transformándola y modernizándola, guiando a la comunidad con responsabilidad y compromiso.
Esa es la realidad que se vive día a día en la Universidad Autónoma de Sinaloa, donde cada avance, cada gestión y cada paso positivo de la administración universitaria es objeto de intentos de descalificación por parte de un grupo que busca empañar el esfuerzo institucional mediante señalamientos infundados.
Sin embargo, la comunidad universitaria reconoce que el progreso se construye con trabajo, diálogo y visión, no con bloqueos ni agresiones. Y ese camino, el del fortalecimiento institucional, es el que hoy encabeza la rectoría.


























