La Paz, Baja California Sur a 21 de octubre de 2023.-En medio del fragor del huracán Norma, los aeropuertos de Los Cabos y San José del Cabo se sumieron en un caos operativo. Durante una reunión del Consejo Estatal de Protección Civil, las autoridades anunciaron una decisión drástica: cerrar completamente las operaciones desde las 6:00 de la tarde del viernes hasta el domingo al mediodía, todo en respuesta a las incesantes furias meteorológicas que amenazaban la península de Baja California Sur.

El comandante del Aeropuerto de San José del Cabo, Norberto Morán Bastidas, explicó las razones detrás de esta medida extrema. “Hemos tenido afectaciones significativas; desde la tarde de hoy, las operaciones están limitadas. Mañana, a partir de las 7:00 de la mañana, cerraremos el aeropuerto. Estamos hablando de un cierre que abarcará todo el día sábado y parte del domingo”, informó, mientras el viento azotaba las ventanas del edificio del aeropuerto.

Por otro lado, Francisco Villa, director del Aeropuerto de Los Cabos, corroboró la magnitud del impacto. “Se cancelaron seis vuelos el viernes, y lamentablemente, para el sábado, 158 vuelos están suspendidos, lo que afectará a aproximadamente 12,000-13,000 usuarios a lo largo del día”, lamentó Villa. 

Ante esta situación, las autoridades planean evaluar las condiciones del aeropuerto el domingo temprano para decidir si es seguro reanudar las operaciones.

La incertidumbre se intensificó cuando Norma, situada a 355 kilómetros de Los Cabos, recuperó fuerza y volvió a alcanzar la categoría 3 en la escala de Saffir-Simpson, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua). El furioso huracán, un recordatorio palpable de la furia de la naturaleza, mantenía a la región en un estado de alerta constante.

Mientras tanto, en los aeropuertos, el personal reducido se mantenía en pie, luchando por mantener la calma en medio de la tormenta. La seguridad de los pasajeros y del personal era primordial, y las decisiones se tomaban con cuidado y precaución. El futuro de los vuelos dependía del caprichoso comportamiento de Norma, un recordatorio inquietante de la vulnerabilidad humana frente a los caprichos de la naturaleza. 

En Baja California Sur, la espera angustiosa continuaba mientras la península se aferraba a la esperanza de tiempos mejores después de la tormenta.