El asesinato de Ricardo Taja, candidato a la alcaldía de Acapulco por Morena, ha dejado una marca profunda  en el proceso democrático mexicano. 

Su vida fue truncada en un violento ataque dentro de una pozolería, un recordatorio doloroso de la violencia que sigue afectando a la política local.

La apertura de una investigación por parte de la Fiscalía General de Guerrero es un paso necesario para esclarecer este crimen y brindar justicia a la familia y simpatizantes de Taja. El ataque, perpetrado por dos hombres, deja un sinfín de preguntas que deben ser respondidas para entender las circunstancias y motivaciones detrás de este acto atroz.

Ricardo Taja, quien buscaba la alcaldía por tercera vez, representando a Morena, enfrentó derrotas previas bajo otras banderas políticas. 

Su persistencia reflejaba un compromiso con su comunidad y un deseo genuino de contribuir a un cambio positivo.

Las redes sociales se han convertido en un altavoz para la exigencia de justicia. Senadores del PRD han alzado la voz, resaltando que el homicidio de Taja no debe quedar impune, subrayando la urgencia de abordar la creciente ola de violencia que ha afectado a muchos otros en el país.

La pérdida de Ricardo Taja es una pérdida para la democracia y la diversidad de voces en México. Más allá de la afiliación política, su trágica muerte destaca la necesidad urgente de abordar la violencia política y garantizar la seguridad de aquellos que buscan contribuir al bienestar de sus comunidades.