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La falta de empatía del alcalde, Juan de Dios Gámez Mendivil, es palpable: mientras los culiacanenses sepultan a sus seres queridos víctimas de la inseguridad, él sonríe en las redes sociales, mostrando una desconcertante indiferencia ante el dolor de su comunidad.
Culiacán, en su aniversario 492, lucha no solo contra la violencia, sino también contra la falta de liderazgo y sensibilidad que merece su gente.
En el aniversario de Culiacán, la ciudad enfrenta un oscuro panorama. Entre balaceras y la trágica pérdida de vidas inocentes, muchos se preguntan qué hay realmente para celebrar.
La celebración de aniversarios debería ser una oportunidad para reflexionar sobre el progreso y reconocer las áreas donde se necesita mejora.
Lamentablemente, la realidad de la violencia en Culiacán, marcada por balaceras y pérdidas de vidas inocentes, nos recuerda la urgente necesidad de abordar la seguridad de manera efectiva.
En estos momentos difíciles, es crucial que su autoridad local muestre más solidaridad para su gente y trabajen incansablemente para proteger a sus ciudadanos.
Es alarmante observar la falta de comprensión en tiempos de crisis por la inseguridad que se desató en Culiacán.
